Huevos de hormiga para cenar: árboles y seguridad alimentaria en el Día Internacional de los Bosques
21 de marzo de 2025, Yokohama
Paula SARIGUMBA

En este Día Internacional de los Bosques, la OIMT celebra el valor de los bosques y árboles para la seguridad alimentaria. Fotografías: Alfredo Ruzol / FAO (imagen del DIB)
Para Kongpool Boonyoung, el bosque comunitario cercano a su casa en el norte montañoso de Tailandia es como un banco de alimentos de emergencia, una póliza de seguro en caso de tiempos difíciles.
«Si vuelve a ocurrir algo como lo del COVID-19, podríamos sobrevivir en el bosque durante un tiempo», afirma Boonyoung. «Si tuviera que vivir en Bangkok o en otra gran ciudad, sería difícil ganarse la vida sin dinero. Aquí, aunque no tenga dinero, tengo muchas formas de encontrar comida.»
En todo el mundo, los bosques proporcionan beneficios valiosos -incluso vitales- a las personas en todas las escalas, de local a mundial, un hecho que se eleva y celebra cada año el 21 de marzo, Día Internacional de los Bosques.
Este año, «Bosques y alimentos» es el tema de este día designado por la ONU para destacar el papel crucial de los bosques en la seguridad alimentaria, inclusive en los países miembros de la OIMT del África tropical, Asia y América Latina.

Más de cinco mil millones de personas en todo el mundo dependen de los bosques y de los productos forestales no maderables para su alimentación, medicina y bienestar económico. Los árboles y los bosques proporcionan una gran variedad de recursos nutritivos, como nueces, frutos, semillas, raíces, tubérculos, hojas, hongos, miel, carne silvestre e insectos, componentes clave de dietas diversas y saludables.
Además, proporcionan combustible, protegen la fertilidad del suelo y los recursos hídricos, capturan y almacenan el carbono responsable del cambio climático, proporcionan hábitat para la biodiversidad, incluidos los polinizadores vitales, y nos protegen de peligros que van desde inundaciones y sequías hasta enfermedades zoonóticas.

Estos beneficios son especialmente importantes para las comunidades locales y los pueblos indígenas que dependen de los bosques.
En el remoto distrito de Mae Sariang, en la provincia tailandesa de Mae Hong Son, los miembros de la comunidad forestal Ban Thung Paem refuerzan su dieta recolectando recursos forestales, como huevos de hormigas rojas que viven en el bosque.
Con una bolsa o un balde atado a un palo largo, los aldeanos arrancan y atrapan los nidos de hormigas construidos en lo alto de los árboles y los bajan al suelo. Al rociar un nido con harina, las hormigas abandonan los huevos y se dispersan por el bosque, donde pueden reagruparse y empezar de nuevo.
«Así no matamos a la reina», explica el Sr. Boomyoung.

Este hombre de 60 años dice que a su familia le gusta comer huevos de hormiga, que han sido un alimento básico en la dieta del norte de Tailandia durante generaciones, en una ensalada con limoncillo y guindilla, o como ingrediente rico en proteínas en una sopa. Otros aldeanos los recogen para venderlos, diversificando así sus fuentes de ingresos. Sin embargo, la comunidad tiene cuidado de no sobreexplotar el recurso.
Si hubiera demasiada gente, sería abrumador, porque la zona es limitada», dice el Sr. Boomyoung. «Así que cuando es la temporada adecuada, venimos solo de vez en cuando».
El bosque comunitario de Ban Thung Paem es uno de los cientos de bosques de las provincias de Mae Hong Son y la vecina Tak que forman parte de un proyecto de la OIMT orientado a contrarrestar la pérdida de bosques y la degradación de tierras cerca de la frontera de Tailandia con Myanmar, donde los conflictos y desplazamientos han ejercido presión sobre los recursos locales.
El proyecto es solo uno de las docenas que se están llevando a cabo actualmente en todo el trópico y uno de los casi 1.300 proyectos realizados a lo largo de los años como parte de la misión de la Organización de apoyar la gestión forestal sostenible y el comercio de madera y productos madereros legales y sostenibles.

Al apoyar los medios de sustento y las economías locales, los proyectos y políticas de la OIMT contribuyen significativamente a la seguridad alimentaria de las comunidades rurales, haciéndolas más resilientes a los efectos del cambio climático, entre otros desafíos.
Por ejemplo, un proyecto de la OIMT en Fiji está ayudando a las comunidades locales a hacer frente a la sobreexplotación de los recursos mediante el establecimiento de sitios de demostración para la rehabilitación y manejo sostenible de manglares y humedales. La restauración de esos ecosistemas ayudará a proteger a las comunidades costeras de las catástrofes y potenciará la pesca local.
En Indonesia, otro proyecto de la OIMT ha capacitado a las comunidades para el uso sostenible de productos forestales no maderables (PFNM) tales como miel, nuez de la India y bambú, incluso mediante el fortalecimiento de las empresas locales, con el fin de conservar los bosques tropicales protegidos de Lombok.
«Éstas y muchas otras iniciativas de la OIMT y sus socios demuestran que la participación de las comunidades locales en la gestión forestal puede aportar una multitud de beneficios, incluido el refuerzo de la seguridad alimentaria y la conservación, creando una situación beneficiosa tanto para las personas como para el planeta», afirmó la Directora Ejecutiva de la OIMT, Sheam Satkuru.
